5 La Literatura de los Anabaptistas

Conrado Grebel, un joven anabaptista, escribió el 3 de Septiembre de 1524:

Lleno estoy de palabras, y me apremia el espíritu dentro de mí. De cierto, mi corazón está como el vino, que no tiene respiradero, y se rompe como odres nuevos. Hablaré, pues, y respiraré más libremente; abriré mis labios, y responderé.1

Hans Denck, un mensajero anabaptista del sur de Alemania que viajaba bastante, escribió:

Abro mi boca en contra de mi voluntad. Hablaré reaciamente acerca de Dios, pero El me impele a hablar, de tal manera que no puedo callar… Algunos piensan que han explorado totalmente el Evangelio, y que quien no este de acuerdo con ellos en todo, debe ser un hereje. Y si uno desea presentar defensa de su fe a aquellos que lo desean, dicen que uno está causando discordia y tumulto entre la gente. Si uno ignora las cosas erradas que ellos dicen, ellos insisten en que uno está retrocediendo de la luz. Muy bien, que Dios me saque de mi esquina y entonces, diré lo que esta en mi mente. Si haga algún bien, sólo Dios lo sabe. Porque hay muchos que piden la verdad, pero sólo a pocos les gusta oírla.2

Afortunadamente, Hans Denck, Conrado Grebel, y otros anabaptistas, no callaron. E hicieron más que solamente hablar. Escribieron. Desde el principio del movimiento, sus escritos impactaron (positiva o negativamente) al resto de la gente. Los católicos que- maron su literatura. Lutero la maldijo. Zwinglio y Bullinger escribieron respuestas mordaces. Prácticamente todos los gobiernos europeos hicieron de la publicación, la distribución, y la recepción de la literatura anabaptista una ofensa capital. Pero la literatura sobrevivió para hablarnos hoy.

Los escritos anabaptistas

A diferencia de los escritos de los primeros cristianos, que sobreviven sólo en algunos manuscritos y en cantidad limitada, los escritos anabaptistas sobreviven con una abundancia asombrosa y más están viniendo a conocerse todo el tiempo. Cuando las autoridades Católico Romanas saquearon las comunidades anabaptistas de Moravia y expulsaron a los hermanos, ellos transportaron carretas cargadas de libros escritos a mano. Muchos de ellos fueron preservados, incluso hasta después de la Segunda Guerra Mundial, y están siendo descubiertos en las bibliotecas y archivos de iglesias en Europa.

La dificultad al preparar este libro no estribó en hallar el material para usar como fuente, sino en decidir que no usar. Sin esfuerzo constante y sin muchas supresiones, este libro pudo haber crecido ¡hasta tener el tamaño del Espejo de Mártires (Martyrs Mirror) y la Aelteste Chronik juntos! Pero deliberadamente lo conservé corto y breve. Esto lamentablemente requirió el uso de puros fragmentos y pasajes abreviados. A aquellos que puedan, les insto a leer estos escritos en su lengua original y en su posible contexto.

Literatura anabaptista

”¿Cómo lo lograron?” me pregunto vez tras vez. Sin dinero, expulsados de sus hogares, cuando el papel escaseaba, la tinta era cara, y la publicación de sus libros era un riesgo mortal, ¡los anabaptistas produjeron miles tras miles de libros para distribución gratuita!

Lo único que puedo ver es que Dios los ayudó. Los anabaptistas no tenían una organización central. No tenían comités editoriales ni casas publicadoras. Sus primeros escritos sencillamente eran los esfuerzos espontáneos de individuos aquí y allá, algunos de los cuales se encontraban encarcelados. Su originalidad se muestra en su poesía que no rima completamente, en las Escrituras citadas de memoria, en nombres y palabras escritos en una vasta variedad de dialectos germanos, en sus faltas de ortografía, en sus faltas de puntuación, y, en varios casos, en su falta de forma o estilo. Pero Dios habló a través de ellos y la literatura sacudió Europa.

En este libro, a menudo leerás “lo que dijeron los anabaptistas” o “lo que los anabaptistas creían.” Tales declaraciones, en la luz de la espontaneidad de mis fuentes, no pueden tal vez ser tomados como absolutos. Los anabaptistas compartieron el secreto de su fuerza, pero no todos compartían las mismas creencias que la mayoría en cada detalle o área doctrinal o de aplicación (aunque sí se puede ver una uniformidad en general.)

Una palabra de precaución

De hecho, seguramente no estarás de acuerdo con algunas de las cosas que los anabaptistas dijeron y creyeron. Sin eres un descendiente de los anabaptistas, tal vez te sientas sorprendido o desilusionado (yo me sentí así.) Tal vez te sientas tentado a dudar de mis fuentes, a desechar como cosa sin valor a los hombres que yo cito, calificándolos de caracteres “no sanos,” o sencillamente a rechazar este libro diciendo: “Bueno, los anabaptistas también estaban mal en algunas cosas.”

Tal vez lo estaban. Pero te animo a no reaccionar como uno de mis amigos de Pennsylvania. Varios años atrás le escribí un artículo sobre el triple bautismo (o, los tres bautismos) como lo enseñaban los anabaptistas. La noche después de que le di mi escrito, yo lo tenía repentinamente tocando a mi puerta. Puesto que él vivía a una distancia considerablemente lejana, lo que pensé primero es que algo terrible había acontecido. Pero él se veía desaliñado y excita- do. “¡Peter!” exclamó, mientras irrumpía por la puerta. “Leí tu escrito y vine a hablar bien las cosas. ¿Qué te está pasando?”

“¿Ya leíste todo el escrito?” le pregunté. “No,” confesó él. “Ni siquiera terminé de leer el primer párrafo, donde hablas acerca de ser sepultados en el bautismo. Pensé que sonaba como que te estabas descarrilando e ibas a enseñar inmersión…” (Nota: Puesto que este libro esta escrito principalmente para menonitas, y ellos bautizan por derramamiento, no por inmersión, este es un ejemplo perfecto para lo que el autor deseaba comunicar. Sin embargo la misma “palabra de precaución” se aplica– tal vez en diferentes áreas–a cualquier otra persona de otra denominación, religión, secta, teología, o ideología que lea este libro.) Yo comprendí a mi amigo. Yo crecí como él. Pero los anabaptistas no lo hubieran comprendido, y este libro, que consiste en gran parte de lo que ellos escribieron, refleja su insensibilidad hacia nuestra sensibilidad doctrinal.

Mi oración es que tales detalles en este libro no desvíen tu atención del tema principal. Mi oración es que superes lo superficial, lo pasajero, y lo que no esperabas ver, para asirte de la verdad detrás del movimiento anabaptista del siglo dieciséis. Y eso puede ocurrir, y si una luz se enciende en tu corazón como resultado, me sentiré ampliamente recompensado por haber preparado este libro en la lengua inglesa.

Una palabra acerca de la investigación sobre el anabaptismo

Saber lo que los anabaptistas enseñaron no es suficiente. Miles de personas actualmente tanto saben lo que enseñaron como son capaces de expandirlo a profundidad, pero su estilo de vida queda sin cambiar. Este libro está escrito con una desconfianza general de los expertos anabaptistas que no viven de una manera “anabaptista” (radical y disconforme.) Está escrito con poca simpatía o aprecio por las conclusiones de la mayoría de los anabaptistas modernos. ¿Qué pueden aquellos que han tomado el camino del mundo en la educación, el vestido, y el entretenimiento contribuir a la comprensión de lo que creían nuestros antepasados en el siglo dieciséis? ¿Puede un hombre describir los sentimientos de una mujer? Al mismo tiempo, ¿Cómo pueden los que se han aislado como élite cultural en las comunidades rurales de Norte América, o que se han vuelto negociantes o terratenientes prósperos, identificarse con los anabaptistas, que a menudo eran parte de la clase trabajadora, no poseedores de tierra, y moradores urbanos de la ciudad? Este libro está escrito con la premisa de que únicamente aquellos que hayan escogido la vida que los anabaptistas escogieron descubrirán finalmente lo que ellos creyeron y enseñaron.

Las citas anabaptistas en este libro

La mayoría de los cristianos del siglo veinte y veintiuno, no conocen los escritos anabaptistas sencillamente porque no son capaces de leerlos. Los anabaptistas escribieron en una variedad de dialectos alemanes. (El “Alemán Alto Estandarizado” no era todavía el estándar en sus días.) Algunos de sus escritos más importantes nunca han sido traducidos al inglés. Aquellos que sí lo han sido, a veces son difíciles de entender por causa del inglés voluminoso que necesita ser usado para traducir o interpretar los pensamientos alemanes. (Por ejemplo, ¿Cómo traducir de mejor manera términos tan gráficos como untergeworfen, angestrengt, o eingeleibt?) En este libro he tratado de hacer a los anabaptistas tan legibles e inteligibles como me ha sido posible, sin alterar el sentido de sus declaraciones, y he usado algunas traducciones al inglés (como la excelente traducción de Leonardo Verdiun de los escritos de Menno Simons), pero incluso allí, he cambiado algunos términos por otros que corresponden más exactamente con la palabra original alemana (como por ejemplo “enseñanza” en vez de “doctrina”, para traducir “Lehre;” o “comida nocturna” en vez de “santa cena” o “comunión” para traducir “Nachtmal.”) He tratado de expresar las ideas originales en alemán tan correcta, precisa y fielmente como he podido. Por ello he favorecido el uso del alemán estándar por encima de las traducciones al inglés, porque la brecha entre el alemán estándar y el alemán dialéctico (el Dutch) es mucho menor que entre el inglés y esos dialectos.

Los que estén familiarizados con los escritos anabaptistas notaran que en algunos casos he desmenuzado o abreviado las citas para hacer el libro más breve y más legible. En tales casos, dirijo al lector a los escritos originales o a sus traducciones competentes, para leer el texto entero.

Las referencias dadas para las citas usadas en este libro, son los escritos anabaptistas originales (que fueron mis fuentes principales, cuando era posible). De estos escritos, puedes hallar muchas traducciones, tanto fragmentarias como completas, en alemán alto estandarizado y en inglés. Una buena manera de encontrarlos es buscándolos en bibliografías anabaptistas en bibliotecas de escuelas menonitas.

Este libro no es un libro escrito con el propósito de ser una referencia erudita o exegética. Tampoco es un libro de referencia. Sus traducciones son fragmentarias. Sus referencias están incompletas. Pero mi oración es que el mismo Espíritu que movió a los escritores anabaptistas, mueva a aquellos que lean este libro, y los lleve…

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