EXCOMULGACIÓN

Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. Mateo 18:17

Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. 1 Corintios 5:11

No es buena su jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? 1 Corintios 5:6

Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. 2 Tesalonicenses 3:14

A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. 1 Timoteo 5:20

Pero les amonesto de estas cosas, queridos, sabiendo que piensan lo mismo que yo. No obstante, estoy velando siempre sobre ustedes para protegerlos de las fieras en forma humana, hombres a quienes no sólo no deberían recibir, sino, si fuera posible, ni tan sólo tener tratos [con ellos]; sólo orar por ellos, por si acaso se pueden arrepentir. Ignacio (105 d.C.)

Así pues, los que contradicen el buen don de Dios perecen por ponerlo en duda. Pero sería conveniente que tuvieran amor, para que también pudieran resucitar. Es, pues, apropiado, que se abstengan de los tales, y no les hablen en privado o en público. Ignacio (105 d.C.)

Si alguien se atreviese a predicarles (a los cristianos) lo que los herejes han inventado, hablándoles en su propia lengua, ellos de inmediato cerrarían los oídos y huirían muy lejos, pues ni siquiera se atreverían a oír la predicación blasfema. Ireneo (180 d.C.)

De todos éstos (los que se desvían de la verdad) es necesario alejarse, y en cambio adherirse a aquellos que, como hemos dicho, conservan la doctrina de los apóstoles en el orden de los presbíteros, que ofrecen una palabra sana y observan una conducta irreprochable para edificar y corregir a los demás. Ireneo (180 d.C.)

Aquellos que cayeron en pecado después del bautismo son los que están sujetos a la disciplina. Porque las obras hechas antes del bautismo son remitidas (en el bautismo). Sin embargo, aquellas cometidas después del bautismo son purgadas (por la disciplina). Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Si uno debe ser censurado es necesario también ser reprendido. Porque es tiempo de herir al alma apática. No mortalmente, sino saludablemente, asegurando librarla de la muerte eterna por medio de un pequeño dolor. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Si alguno ha delinquido en pecado atroz o enorme, es desterrado de la oración, de la iglesia y del trato de aquella santa compañía. Este castigo es tan espantoso que parece un ensayo del juicio final, en que Cristo apartará lejos de sí a los condenados. Tertuliano (197 d.C.)

Todo el que se separa de la iglesia, se une a una adúltera y se separa de las promesas de la iglesia; es un extraño, un excomulgado, un enemigo. Cipriano (250 d.C.)

VER TAMBIÉN IGLESIA, GOBIERNO DE LA

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