FUNERARIAS, PRÁCTICAS

Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús. Mateo 14:12

Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. Hechos 8:2

Y esto es lo único que ustedes nos pueden recriminar, que no veneramos los mismos dioses que ustedes, y que no ofrecemos a los muertos libaciones y grasas, no colocamos coronas en los sepulcros ni celebramos allí sacrificios. Justino Mártir (160 d.C.)

Por nuestra parte el dolor era muy grande por no poder sepultar los cadáveres (de los cristianos muertos en el coliseo). Porque ni de noche, ni a fuerza de dinero, ni con súplicas, pudimos doblegar sus voluntades; al contrario, (las autoridades) ponían todo su empeño en custodiar los cadáveres como si de ello se les siguiera un gran beneficio. Los mártires de Lyon, Francia (177 d.C.)

En esto no hay coacción alguna, sino que las aportaciones son voluntarias, y constituyen como un fondo de caridad. En efecto, no se gasta (el dinero recolectado en la congregación) en banquetes, bebidas, o en despilfarros mundanos, sino en alimentar o enterrar a los pobres. Tertuliano (197 d.C.)

(Los cristianos) no adornan sus cabezas con flores, no ennoblecen sus cuerpos con perfumes; reservan los ungüentos para las ceremonias fúnebres e incluso se niegan a depositar coronas en las tumbas. Marco Minucio Félix, citando a un pagano antagonista (200 d.C.)

En contra de lo que creen, tampoco tememos daño alguno de la incineración (la práctica de quemar a los difuntos), pero practicamos la antigua y preferible costumbre del entierro. Marco Minucio Félix (200 d.C.)

Tampoco coronamos a los muertos (con flores)… Nosotros, en cambio, rodeamos los funerales con la misma serenidad con la que vivimos y no colocamos una corona efímera, sino que esperamos de Dios una corona viva hecha de flores eternas. Marco Minucio Félix (200 d.C.)

Tenemos conciencia de que sólo damos honor al alma racional, y entregamos a la sepultura con honores a los que han sido órganos de ésta según los ritos acostumbrados: porque es digno que la morada del alma racional no sea arrojada sin honor y de cualquier manera como la de los animales irracionales. De manera particular creen los cristianos que el honor que dan al cuerpo en el que habitó un alma racional se extiende a la misma persona que recibió tal alma que supo combatir un buen combate con aquel cuerpo. Orígenes (225 d.C.)

Los cadáveres humanos, a causa del alma que habitó en ellos, especialmente si ésta fue de buena condición, no han de ser arrojados. Según las mejores tradiciones se consideran dignos de sepultura con el honor que se puede, en consideración a estos aspectos; pues en cuanto podemos, no queremos hacer insulto al alma que habitó en ellos, arrojando el cuerpo cuando el alma lo abandona como si fuera el cuerpo de un animal. Orígenes (225 d.C.)

La siguiente cita es referida a muchos cristianos que murieron debido a la peste que acaeció en el Imperio romano en el siglo III.

Cuántas veces me fue revelado, cuántas y más claras veces se me ordenó por la bondad de Dios que clamase sin cesar, que predicara en público que no debía llorarse por nuestros hermanos llamados por el Señor y libres de este mundo, sabiendo que no se pierden, sino que nos preceden; que, como viajeros, como navegantes, van delante de los que quedamos atrás; que se puede echarlos de menos, pero no llorarlos y cubrirnos de luto, puesto que ellos ya se han vestido vestidos blancos. Cipriano (250 d.C.)

La última obra de piedad y la mejor es la de sepultar a los extranjeros y a los pobres… No permitiremos que la imagen y la obra de Dios sea arrojada y expuesta como presa para las bestias y aves. Por el contrario, la devolveremos a la tierra, en la cual tiene su origen. E incluso, en el caso de una persona desconocida, nosotros cumpliremos el deber que les corresponde a sus parientes… Pues, ¿en qué consiste la justicia, sino en mostrar nuestra bondad con los desconocidos de la misma manera como la mostraríamos con nuestros propios parientes, con amor familiar? Lactancio (304-313 d.C.)

VER TAMBIÉN HUÉRFANOS Y VIUDAS; MUERTE (III. Concepto y actitud de los cristianos hacia la muerte)

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