Libros, Tradados , y Lecturas demostrando las doctrinas y practicas de la Iglesia Primitiva

“LAS PRÁCTICAS DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS EN CUANTO A LA VESTIMENTA Y LA MODESTIA”

El cristianismo primitivo era una revolución que inundó el mundo de entonces como un fuego inunda un bosque seco. Era un movimiento que desafiaba las instituciones culturales de la sociedad romana. Como escribió Tertuliano: “Nuestra lucha está contra las instituciones de nuestros antepasados, contra la autoridad de las tradiciones, contra leyes humanas, contra los razonamientos de los sabios de este mundo, contra la antigüedad, y contra las costumbres que teníamos.” (200 d.C)     

    Qué extraño es, entonces, que la iglesia actual sostiene que los cristianos de los primeros siglos solamente enseñaban y practicaban la cultura de su día. Esta ironía se hace más aguda cuando nos damos cuenta de que los romanos acusaban a los cristianos de precisamente lo contrario—de no seguir las normas culturales de entonces.       

  Pero la relación de los primeros cristianos a su cultura no descansa con ser un asunto histórico. Es algo que debe interesarnos profundamente hoy en día, porque muchas de los problemas culturales a que hacemos frente hoy son los mismos problemas que enfrentaban a la iglesia primitiva. No obstante, nuestras respuestas a estos problemas, por lo general, han sido muy diferentes de las de ellos.

Mucha moda, poca modestia

El apóstol Pedro había instruido a las mujeres: “Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas, como peinados exagerados, joyas de oro o vestidos lujosos” (1 Pedro 3.3). Pablo escribió palabras semejantes: “Y quiero que las mujeres se vistan decentemente, con modestia y sencillez; que se adornen, pero no con peinados exagerados, ni con oro, perlas o vestidos costosos, sino con buenas obras, como deben hacerlo las mujeres que se han consagrado a Dios” (1 Timoteo 2.9-10). Al dar estas exhortaciones, los apóstoles no repetían las normas culturales de entonces. Hacían muy al contrario.        

Una mujer de moda en la Roma antigua usaba los mismos cosméticos que usan las mujeres de hoy en día. Empezaba el día arreglándose el cabello y aplicando su maquillaje. Se pintaba los labios, usaba pintura alrededor de sus ojos, se ponía pestañas falsificadas, se pintaba la cara con polvos blancos y la mejillas con colorete. Se arreglaba su cabello con mucha ostentación, con rizos y flequillos y trenzas arregladas en pliegues ornatos. Algunas mujeres se ponían pelucas importadas de la India, y muchas se teñían de rubio el cabello.       

  Un romano comentó a una amiga: “Cuando tú estás en la casa, . . . tu cabello está con el peluquero. Te quitas los dientes cada noche, y los guardas en un centenar de estuches para cosméticos. ¡Ni siquiera tu cara duerme contigo! Y luego guiñas con el ojo a los hombres por debajo de una ceja que sacaste de la gaveta por la mañana.” (Charles Panat, Orígenes históricos de usos cotidianos, 1987)      

   Las mujeres romanas adornaban el cuerpo de la misma manera que adornaban la cara. Cuando salían de la casa, se engalanaban de muchas joyas, hasta llevaban anillos en todos los dedos. Las damas de moda insistían en vestirse de vestidos de seda importada—aunque, gramo por gramo, la seda valía tanto como el oro. Clemente comentó un poco caprichosamente: “El cuerpo de tales damas no vale siquiera mil dracmas [moneda de poco valor], pero pagan diez mil talentos [más que un jornalero ganaba en toda la vida] por un solo vestido. De esta manera ¡su vestido vale más que ellas mismas!” (Clemente de Alejandría 180 d.C) Y aun los hombres romanos usaban cosméticos y se vestían con tanta ostentación como las mujeres.        

Por contraste, la iglesia desaprobaba el uso de cosméticos. Exhortaba a hombres y a mujeres que se contentaran con ropa sencilla. No sólo costaba menos la ropa sencilla, también era más modesta. Los vestidos lujosos muchas veces eran semitransparentes y se ajustaban a la forma femenina de modo sensual. Clemente comentó: “Los vestidos lujosos que no ocultan el talle del cuerpo en realidad no son vestidos. Tales vestidos, ajustándose al cuerpo, toman la forma del cuerpo y se adhieren a la figura. Así destacan la figura femenina, de manera que su figura entera se revela al que la ve, aunque no ve su mismo cuerpo. . . . Tales vestidos están diseñados para exhibir, no para cubrir.” (Clemente de Alejandría 180 d.C)        

Sin embargo, la iglesia primitiva no procuraba legislar el tipo de vestido que el cristiano debía ponerse. La iglesia hacía hincapié en los fundamentos de ropa sencilla y modesta, pero la aplicación específica de estos fundamentos quedaba con cada persona.       

  Además de la ropa, las normas de modestia para hombres y mujeres cristianos difería mucho de las normas de la sociedad romana. Esto se hacía patente especialmente en los baños públicos y privados de entonces. Ningún otro pueblo, excepto quizás los japoneses, ha tenido tanta afición a los baños calientes como los romanos. El bañarse constituía el pasatiempo nacional, y los baños públicos servían como el punto de reunión de la sociedad romana. En los primeros años de la república romana, los baños de los hombres y los de las mujeres estaban estrictamente separados. Pero para el segundo siglo de nuestra época, era la costumbre que los hombres y las mujeres se bañaran juntos completamente desnudos.        

Oponiéndose energéticamente a tal inmodestia, los cristianos enseñaban que los hombres y las mujeres no debían bañarse en presencia el uno del otro. Su actitud en cuanto a la modestia no reflejaba la cultura romana, sino la cultura piadosa. (Cipriano 200-258 d.C)        

Y las actitudes de los romanos en cuanto a modestia, ¿no se asemejan a las actitudes de la sociedad actual? La mayoría de las personas tendrían vergüenza de aparecer por las calles en su ropa interior. Mas no sienten nada de vergüenza acostarse en las piscinas o playas en un traje de baño que exhibe su cuerpo de igual manera.

Esto enseñaban y practicaban los primero cristianos en cuanto a la ropa sencilla y modesta y la actitud santa entre el hombre y la mujer, muy contrario a la cultura de su época. Así fue durante los primeros 300 años. Hoy muchos cristianos siguen las normas culturales del mundo en cuanto a la vestimenta y la modestia.