PERFECCIÓN CRISTIANA

Sed, pues, ustedes perfectos, como su Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:48

Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección. Hebreos 6:1

Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Santiago 1:4

Si aman a los que les aman, ¿qué gratitud merecerán? Lo mismo hacen los paganos. Al contrario, amen a los que los odian, y no tendrán ya enemigos. Absténganse de los deseos carnales y mundanos. Si alguien te abofeteare en la mejilla derecha, vuélvele también la otra, y entonces serás perfecto. Didaché (80-140 d.C.)

Con todo, no soy yo, sino Jesucristo; y el llevar sus cadenas aún me produce más temor, por cuanto aún no he sido perfeccionado. Pero sus oraciones me harán perfecto [hacia Dios], refugiándome en el evangelio como la carne de Jesús. Ignacio (105 d.C.)

(Escrito en la prisión) Siendo así que ustedes son perfectos, que sus consejos sean también perfectos; porque si desean hacer bien, Dios está dispuesto a conceder los medios. Ignacio (105 d.C.)

Oren también por los reyes, potentados y príncipes, y por los que les persiguen y aborrecen, y por los enemigos de la cruz, que su fruto pueda ser manifiesto entre todos los hombres, para que puedan ser perfeccionados en Él. Policarpo (135 d.C.)

Son, pues, perfectos quienes tuviesen en sí de modo permanente al Espíritu de Dios, conservando sin mancha el cuerpo y el alma. Al decir “de Dios,” se refiere a los que conservan la fe en Dios, y mantienen la justicia respecto a su prójimo. Ireneo (180 d.C.)

(El apóstol Pablo) si se considera perfecto es por haber abandonado su vida anterior y porque tiende a una vida mejor; se considera perfecto, no en el conocimiento, sino porque desea la perfección, por eso añade: “Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos.” Es evidente que lo que él llama perfección es la liberación del pecado, el renacimiento de la fe en aquel que es el único perfecto, olvidando los pecados anteriores. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Es hombre piadoso el sabio, cuando primero cuida de sí mismo, y luego del prójimo, en vistas a la perfección. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Dios quiere que nos salvemos por nosotros mismos, pues ésta es la naturaleza del alma, la de poder moverse por sí misma… todos, como he dicho, están hechos para alcanzar la virtud. Lo que sucede es que unos se entregan más, y otros menos al aprendizaje y a la práctica de la misma. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

En efecto, es perfecto quien cumple el precepto: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Si no, véase cuál ley es más llena de perfección y de inocencia, ¿la que define no mates, o la que manda no te enojes? Cuál dispone de más perfección, ¿la que prohíbe el adulterio, o la que refrena también una concupiscencia solitaria de los ojos? Cuál instruye con más plenitud, ¿la que prohíbe las malas obras, o la que detiene también las malas palabras? Cuál enseña más enteramente, ¿la que manda no hacer injurias, o la que no permite venganzas? Tertuliano (197 d.C.)

Estoy persuadido que toda acción del hombre perfecto es un testimonio para Jesucristo; y esa abstinencia de todo pecado es el rechazo a sí mismo. Orígenes (245 d.C.)

VER TAMBIÉN SERMÓN DEL MONTE; VIDA DE LOS CRISTIANOS, EL ESTILO DE

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