TRINIDAD

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Mateo 28:19

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Juan 1:1

Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que ustedes os maravilléis. Juan 5:19-20

Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. 1 Corintios 8:6

Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. 1 Corintios 11:3

Porque estos tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7

¿No tenemos un solo Dios y un Cristo y un Espíritu de gracia que fue derramado sobre nosotros? Clemente de Roma (30-100 d.C.)

“Y dijo Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros sabiendo el bien y el mal.” Luego, al decir “como uno de nosotros,” indica de cierto número de los que entre sí conversan, y que por lo menos son dos… Sino que este brote (Cristo), emitido realmente del Padre, estaba con Él antes de todas las criaturas y con ése conversa el Padre. Justino Mártir (160 d.C.)

Aquí se nos acusa de locura, diciendo que después de haber afirmado a Dios inmutable, sempiterno y Padre de todos, adjudicamos un segundo puesto a un hombre que fue crucificado. Justino Mártir (160 d.C.)

A la verdad, el mismo Espíritu Santo, que obra en los que hablan proféticamente, decimos que es una emanación de Dios, emanando y volviendo, como un rayo del sol. Atenágoras (175 d.C.)

Y estando el Hijo en el Padre y el Padre en el Hijo, en unidad y potencia de espíritu, el Hijo de Dios es inteligencia y Verbo del Padre… Realmente uno no puede menos de maravillarse al oír llamar ateos a los que admiten a un Dios Padre, y a un Dios Hijo y a un Espíritu Santo, mostrando su potencia en la unidad y su distinción en el orden… nos movemos por el solo deseo de llegar a conocer al Dios verdadero y al Verbo que está en él, cuál es la comunión que hay entre el Padre y el Hijo, qué cosa sea el Espíritu, cuál sea la unidad de tan grandes realidades y la distinción entre los así unidos, el Espíritu, el Hijo y el Padre. Atenágoras (175 d.C.)

Pues siempre le están presentes el Verbo y la Sabiduría, el Hijo y el Espíritu, por medio de los cuales y en los cuales libre y espontáneamente hace todas las cosas, a los cuales habla diciendo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”; toma de sí mismo la sustancia de las criaturas, el modelo de las cosas hechas y la forma del ornamento del mundo. Ireneo (180 d.C.)

Por eso, como a niños, aquel que era el pan perfecto del Padre se nos dio a sí mismo como leche, cuando vino a nosotros como un hombre; a fin de que, nutriendo nuestra carne como de su pecho, mediante esa lactancia nos acostumbráramos a comer y beber al Verbo de Dios, hasta que fuésemos capaces de recibir dentro de nosotros el Pan de la inmortalidad, que es el Espíritu del Padre. Ireneo (180 d.C.)

Los presbíteros, discípulos de los apóstoles, enseñan que éste será el orden y providencia para los que se salvan, así como cuáles son los peldaños por los cuales se asciende: por el Espíritu subimos al Hijo y por éste al Padre, y el Hijo al final entregará su obra al Padre. Ireneo (180 d.C.)

He aquí la regla de nuestra fe, el fundamento del edificio y la base de nuestra conducta: Dios Padre, increado, ilimitado, invisible, único Dios, creador del universo. Éste es el primer y principal artículo. El segundo es: el Verbo de Dios, Hijo de Dios, Jesucristo nuestro Señor, que se ha aparecido a los profetas según el designio de su profecía y según la economía dispuesta por el Padre; por medio de Él ha sido creado el universo. Además al fin de los tiempos para recapitular todas las cosas se hizo hombre entre los hombres, visible y tangible, para destruir la muerte, para manifestar la vida y restablecer la comunión entre Dios y el hombre. Y como tercer artículo: el Espíritu Santo por cuyo poder los profetas han profetizado y los padres han sido instruidos en lo que concierne a Dios, y los justos han sido guiados por el camino de la justicia, y que al fin de los tiempos ha sido difundido de un modo nuevo sobre la humanidad, por toda la tierra, renovando al hombre para Dios. Ireneo (180 d.C.)

Nosotros oramos por lo menos tres veces al día, porque somos deudores de tres: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Tertuliano (195 d.C.)

Nosotros conocemos al Padre por medio de la Palabra encarnada. También creemos en el Hijo y adoramos al Espíritu Santo. Hipólito (200 d.C.)

La iglesia misma es el Espíritu mismo, dentro de la cual está la trinidad de la única divinidad: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Tertuliano (212 d.C.)

El Salvador y el Espíritu Santo fueron enviados por el Padre para la salvación de los hombres. Orígenes (245 d.C.)

El Señor dice: “Yo y el Padre somos uno.” Y otra vez está escrito referente al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: “Y estos tres son uno.” Cipriano (250 d.C.)

VER TAMBIÉN CRISTO, DIVINIDAD DE; DIOS; ESPÍRITU SANTO

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