La visibilidad de los Anabaptistas

Donde el río Werra fluye entre el bosque Thuringer y la sierra del río Rhön, el castillo de los caballeros de Bibra-Schewebenheim eclipsaba la pequeña casa de Johannes Hut, su esposa, y sus cuatro hijos. Johannes (lo llamaban Hans) transportaba libros y los vendía. Trabajaba en una comisión para los caballeros y viajaba bastante vendiendo los libros que cargaba.

En 1524, mientras pasaba por la ciudad de Wei?enfels en Sachsen- Anhalt, Hans Hut comenzó a dialogar con un molinero, un sastre, y un tejedor de lana. Hablaron acerca del bautismo infantil. Entre más platicaban, y entre más comparaban lo que dicen las Escrituras, más veía Hans que Cristo quería que los creyentes, no los bebés, fueran bautizados. Cuando su esposa dio a luz a su primer bebé, poco después de esa plática que él había tenido, decidieron no bautizarlo.

El sacerdote y la gente del pueblo se enteraron de ello y lo llamaron para un debate público. Los jueces declararon a Hans el “perdedor” en el debate y le dieron ocho días para salir de Thuringen. Con su esposa y sus cinco hijos, con sus pertenencias a sus espaldas, la familia Hut se estableció en Núremberg. Allí conocieron a Hans Denck. Rentaron una casa y Hans Hut siguió vendiendo libros. El 15 de mayo de 1525, viajó a la ciudad de Frankenhausen donde los campesinos, dirigidos por Tomás Munzter, organizaron una revuelta y cayeron en un caos sangriento ante el ejército de los príncipes de Alemania. Hans vio que esa revuelta armada no era de Cristo, y que Tomás Munzter y los campesinos, no estaban edificando la comunidad del Señor. Luego, el 26 de mayo de 1526, en una pequeña casa cerca de la puerta de la Santa Cruz en Augsburgo, le pidió a Hans Denck, que lo bautizara–y el movimiento de Cristo en el sur de Alemania obtuvo a uno de sus promotores más entusiastas.

Una comunidad visible

Hans Hut empezó a bautizar a otros a donde iba. Muchos de los que bautizó, también ordenó de una vez y los envió como mensajeros, para seguir bautizando. Pero él no promovió un cristianismo vago “espiritualista.” Poco después de unirse al movimiento, escribió: Cuando hay cristianos que han tomado el camino de la cruz, el sufrimiento, y el dolor, y que se han pactado, llegan a ser una congregación y un cuerpo en Cristo–una comunidad visible.

En la comunidad del Señor, toda bondad, misericordia, alabanza, gloria, y honor, se hacen evidentes en el Espíritu Santo. Todas las cosas son tenidas en común: no hay propiedad privada… Comprobamos nuestro pacto al entregarnos a Cristo. Nos entregamos a Cristo entregándonos a los hermanos también. Nos damos a ellos en cuerpo, alma, vida, propiedad, y honor, sin importar cómo el mundo nos malentienda.1

Hans Schlaffer, también bautizado y ordenado por Hans Hut, escribió: Puesto que Dios, por medio de su Hijo Jesucristo, está otra vez levantando una comunidad cristiana santa, visible, en estos últimos días peligrosos, Él quiere que se haga evidente en el mundo a través de la señal externa del bautismo…2

Menno Simons escribió: La comunidad visible debe ser sana en la enseñanza y en los sacramentos. La comunidad debe ser irreprensible en su vida ante el mundo, hasta donde el hombre, quien es capaz de ver sólo lo que está fuera, puede decir. .. La ver- dadera comunidad de Cristo se manifiesta en medio de esta perversa generación en obras y en palabras. No puede esconderse más de lo que pueden esconderse una ciudad en un monte, o un candelero en una casa.3

Dirk Philips escribió: La comunidad de Dios no es como dice Frank, sólo un compañerismo invisible de creyentes. El mismo término ecclesia (los llamados fuera) lo comprueba. Los apóstoles, de acuerdo con el mandamiento de Jesús y por el poder del bautismo cristiano, formaron una comunidad de creyentes de todas las naciones. Los apóstoles…nombraron específicamente la congregación y la gente a quienes les escribieron.

Pablo Glock, un mensajero anabaptista del sur de Alemania, cayó en manos de las autoridades de Wurttemberg, donde lo encarcelaron por diecinueve años en el castillo de Hohenwittlingen. Lo torturaron en el potro. Enviaron dos sacerdotes para disputar con él. Cuando Pablo habló acerca de la comunidad de los santos, los sacerdotes hicieron burla de él. Dijeron que ningún hombre, sino sólo Dios, puede saber quién pertenece a tal comunidad y quién no. Dijeron que la verdadera iglesia es un cuerpo invisible de aquellos que están bien con Dios en sus corazones, y que nadie puede señalarla con la mano y decir: “Aquí está la verdadera iglesia.” Ni “Allí está la verdadera iglesia.” Pero a esto, Pablo respondió: ¡Ahora se hace muy evidente que son falsos profetas! Cuando Cristo estuvo en la Tierra, Él señaló la iglesia cristiana con sus manos. Se volteó hacia sus discípulos y dijo: “He aquí mi madre, mis hermanos, y mis hermanas.” Todo el que hace la voluntad de Dios pertenece a su familia. Cristo también dijo que seríamos la luz del mundo, y que una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Dijo que nos amáramos unos a otros como Él nos amó, para que el mundo conozca que somos sus discípulos. Pedro dijo que debemos vivir una vida 3 Een Klare beantwoordinge, over een Schrift Gelli Fabri… 1554. pura ante los gentiles, para que los ganemos sin palabras. También él señaló a la iglesia cristiana cuando habló de los creyentes como un pueblo santo, un pueblo escogido por Dios, un real sacerdocio, una nación peculiar y una posesión especial de Dios. Pablo hizo lo mismo cuando habló del templo de Dios como el sello de su apostolado. Entonces pueden ver ustedes, serpientes engañadoras, cómo Dios sí puede señalar cuál es su comunidad verdadera y visible. Puesto que ustedes no pueden hacer eso, son todavía hijos de las tinieblas y de la noche, y no miembros del cuerpo de Cristo. Si fueran miembros de su Cuerpo, serían capaces de mostrar cuál es el Cuerpo.4

Verdadera realidad

Los anabaptistas hablaban de una comunión interna con Cristo. Rechazaron la creencia de que los ritos externos o las sustancias puedan salvar. Menno Simons escribió:

Los que te muestran sólo el pan o el agua como algo por lo que puedes ser salvo, te apartan de la verdadera realidad. Te muestran las señales; de Cristo vuelven a Moisés, y te dan una vana esperanza y una seguridad falsa, para que permanezcas no arrepentido y sin Cristo por toda tu vida. Te consuelas con los símbolos, de tal manera que permaneces sin la verdad que representan, como puede verse, desafortunadamente, en el caso de casi todo el mundo. Sin importar cuán borrachos, avarientos, vanagloriosos y ostentosos, vanos, y mentirosos sean, todavía se jactan de ser buenos cristianos. Se consuelan con este sello impío del agua como ídolo… y con el vino y el pan de los predicadores, al punto que caminan sin temor por el camino ancho sin la Palabra de Dios.5

Pero los anabaptistas, con su énfasis en la comunión interna con Cristo, tampoco fueron por el camino de los pietistas o espiritualistas. Nunca rechazaron los sacramentos externos. Más bien, enseñaron que la única verdadera realidad es una fe interna que se completa o perfecciona por las obras de la forma externa.

La lucha contra los espiritualistas

Los anabaptistas no eran el ala izquierda de la Reforma, como algunos historiadores los hacen parecer, o los han llamado. No eran oponentes radicales del Catolicismo Romano (no hacían las cosas de manera diferente sólo para ser diferentes del catolicismo). Eran seguidores de Cristo. Seguían su ejemplo en el bautismo y en la santa cena, sin importar dónde los colocara eso en el siglo dieciséis. Sebastián Frank, un historiador y experto, era un radical. También lo era Gaspar Schwenkfeld, y más adelante los cuáqueros, que rechazaron todos los sacramentos visibles. Sebastián Frank escribió: No quiero ser un seguidor del papa… No me quiero ir con Zwinglio… Rehúso ser un anabaptista.6

Él enseñaba que los sacramentos (el agua, el pan, y el vino), les fueron dados a los primeros cristianos sólo por su inmadurez, y que ya no es necesario practicarlos.

Dirk Philips contestó: Algo horrible está viniendo como humo de lo profundo del abismo para esconder la brillantez del sol: la enseñanza de Sebastián Frank de que los ritos santos instituidos por Cristo ya no son importantes, y que es como un juego de niños y bebés. Frank dice que los sacramentos visibles son elementos débiles y ya no son necesarios… A esta burda blasfemia respondo: ¿Quién ha escrito más vergonzosamente acerca de los sacramentos que Sebastián

Frank? ¿Le permitirá Dios al diablo hacer con los sacramentos lo que él quiera? Es una blasfemia insufrible de Sebastián Frank, un burlador de Dios y de los sacramentos, el mirar a los primeros cristianos como niños que jugaban con muñecas raídas, mientras que él profesa haber alcanzado la madurez espiritual. Como si Cristo, los apóstoles, y los primeros cristianos, no tuvieran al Espíritu Santo sólo porque usaban elementos exteriores en conexión con la fe. ¡Qué presunción y ceguedad tan abominable! Un hombre contradiciendo a Cristo y rechazando sus ritos. ¡Qué necedad de corazón!7

Peregrino Marpeck se opuso firmemente en contra de los espiritualistas en el sur de Alemania. Su libro, el Verantwortung, lo dirige en contra del error de rechazar o minimizar la importancia de los sacramentos, como lo hicieron Tomás Munzter y Gaspar Schwenkfeld. Conrado Grebel y los hermanos suizos, los anabaptistas de Austria, y luego los de Moravia, tenían el mismo sentir que Peregrino Marpeck. Un historiador escribió: “En la cuestión del bautismo, los hermanos de Zúrich y Tomás Munzter fueron en direcciones opuestas. Para Grebel, el bautismo tenía un gran significado, y el bautismo apropiado era enfatizado como parte de la obediencia requerida por la iglesia. Sin embargo Munzter, fue más y más en la dirección de la espiritualidad mística, en la que las formas externas como el bautismo, no tenían significado alguno.” 8

Sacramentos visibles

Menno Simons escribió: No digan como algunos: “Renunciaré a la iglesia (estatal) y a la idolatría. Serviré a mi prójimo, etc., pero no deseo ser bautizado.” ¡Oh, hombres ciegos! ¿Piensan que el Se- ñor se agrada si rechazan su Palabra y consejo? No. Él desea obediencia, no sacrificios. 9

Dirk Philips escribió: Tengo que advertir a mis hermanos y hermanas acerca de los arrogantes menospreciadores de los mandamientos de Cristo, hombres que no se preocupan por el bautismo que Cristo mismo instituyó, que los apóstoles practicaron tan fervientemente, y al que los Escritos Santos dan un lugar tan prominente. Y luego la comida nocturna no tiene significado para ellos.10

La fe y los sacramentos

Menno Simons escribió: Es la fe lo que nos impulsa a observar los ritos ordenados por Dios. Estos ritos, como el rito del sacrificio con los israelitas bajo la ley, y el rito del bautismo bajo el evangelio, operan por virtud de la fe. Se vuelven ritos salvíficos cuando la gente, con amor, y obedientemente los cumplen, llevando a cabo no sólo el rito, sino también todo lo demás que Dios nos manda hacer.11 Dirk Philips escribió:

El que rechaza el bautismo no rechaza una ordenanza humana, sino divina. Rechaza el nombre de Dios en el que todos los cristianos son bautizados. Rechaza a Cristo en su muerte… y desobedece el evangelio. El evangelio muestra que el bautismo necesariamente tiene que suceder a la confesión de fe. a los apóstoles, quienes vinculaban el bautismo con la fe.1 2

Algo demostrable

Una religión interior sin la forma, la obediencia, y los ritos exteriores, es una religión hipócrita, decían los anabaptistas. No podían creer que fuese posible que alguien realmente dedicado y entregado a obedecer a Dios fuera capaz de minimizar la importancia de la obediencia visible.

Dirk Philips escribió: Abraham no rechazó la circuncisión, aunque era sólo una señal e insignificante. La recibió como sello de su fe (Romanos 4:11). Ni los cristianos deben rechazar el bautismo, porque tienen el ejemplo, no sólo de Abraham, sino también de Cristo.13

Menno Simons escribió: Abraham fue circuncidado y nosotros somos bautizados porque Dios lo manda. El que desobedece el mandamiento de Dios concerniente a estas ceremonias y rechaza el llevarlas a cabo por su supuesta trivialidad, se excluye a sí mismo del pacto de la gracia.14

Hans Schlaffer escribió: El bautismo en agua es una señal por la cual los cristianos reconocen y aprenden a conocerse unos a otros, y por la cual hacen una promesa y una confesión pública de practicar y demostrar el amor fraternal cristiano de acuerdo al mandamiento de Cristo, esto es, enseñar, amonestar, ayudar, corregir, excluir, atar, y desatar, unos a otros.15

No hay seguridad sin los sacramentos

La fe salvadora, para los anabaptistas, era una fe que se sellaba con el agua del bautismo, y que se expresaba en la obediencia a todos los mandamientos de Dios y en la comunión con los hermanos durante la comida nocturna o santa cena. Dirk Philips escribió: Es una abominación a Dios cuando la gente profesa tener una vida interna y un nuevo nacimiento, pero rehúsa seguir a Cristo en sus mandamientos externos. Lo que profesan tener de nuevo nacimiento, de una nueva creación y de una vida interna, es sólo un vano parloteo. Si fueran nacidos de Dios, no rechazarían el lavamiento de la regeneración (Tito 3:5). Si estuvieran bautizados en el Espíritu Santo en sus corazones, no rechazarían el bautismo externo dado por el ejemplo y el mandamiento de Cristo Jesús. 16

Menno Simons escribió:

Si no llevamos a cabo la comida nocturna y el bautismo, o si los llevamos a cabo de manera diferente a como Dios nos ha mandado, por nuestra desobediencia, ya no tenemos ni pacto ni promesa. El que te enseña de manera diferente engaña tu alma.17

Límites visibles

Cristo sólo puede tener una comunidad visible. No podemos seguir a Cristo en secreto. O mostramos por nuestras acciones que le pertenecemos, o mostramos por nuestras acciones que no le pertenecemos. O pertenecemos a su cuerpo y funcionamos como sus miembros, o no somos parte de su cuerpo.

Los anabaptistas reconocían estos límites claramente visibles de la comunidad del Señor. Jacob Kautz escribió: “La verdadera comunidad de Cristo no puede encerrarse o confiscarse a un lugar, tiempo, o persona en particular… está dispersa y es apacentada por pastores que tienen un llamamiento celestial, no terrenal, pastores que no están atados a personas, tiempos, y lugares.” Pero como sus hermanos anabaptistas, él bautizaba en agua a los que creían en Cristo y separaba de la santa cena a los que no. Los anabaptistas creían que este atar en el bautismo y este desatar en la separación del pecador, era el atar y desatar del que Cristo habló en Mateo 16:19.

Leonardo Schiemer escribió: Todos los que no se han tirado con sus posesiones a los pies de la cruz de Cristo y entrado a la comunión de los santos, todos los que no han sido libertados de sus pecados (entbunden) por la comunidad del Señor, son del diablo y del anticristo.18

Pedro Rideman escribió: Puesto que los pecados del hombre son dejados atrás y perdonados en el bautismo, y puesto que la comunidad del Señor tiene la llave (tanto para retener como para remitir pecados), el bautismo debe tener lugar delante de los hermanos. La comunidad entera debe arrodillarse junto con el convertido antes de que tenga lugar su bautismo, pidiendo a Dios que perdone sus pecados. Pero si esto no puede hacerse, o si los hermanos no pueden estar presentes, el bautizador puede bautizar al convertido aparte, solos. 19

Menno Simons escribió: No digan: “Que la comunidad me eche fuera. Si me expulsan, no me dañará,” y otras cosas así con ligereza. Les digo la verdad, yo antes sería cortado en pedazos, que ser separado por una razón válida, de la comunidad del Señor.

Hermanos, ¡esto es serio! En el Antiguo Testamento, quemaban a los hacedores de maldad. Este es un castigo pequeño comparado con el de nuestro día del Nuevo testamento, cuando los hacedores de maldad son entregados a Satanás en el nombre de Cristo por el poder de su Santa Palabra. Que todos sean cuidadosos de conducirse sabiamente delante de Dios y de su comunidad, para que nunca sean golpeados con tal maldición por Cristo, para que nunca sean echados de la santa congregación de Cristo y de su comunidad. Todos los que están fuera de la congregación de Cristo tienen que estar en la del anticristo. ¡Oh, hijos, tengan cuidado! Velen, oren, y guárdense. ¡Es una cosa horrenda caer en manos del Dios Vivo!20

Quiénes deben ser expulsados

Tan pronto como creía y era bautizado, el convertido anabaptista empezaba a disfrutar de las bendiciones de la comunidad del Señor. Se volvía un discípulo y amigo de Cristo. Se hallaba en relaciones íntimas con Cristo y con su Cuerpo siempre y cuando obedeciera. Pero estas bendiciones se terminaban si él desobedecía a Cristo y persistía en su desobediencia.

Una persona podía ser bautizada, llegar a ser parte del cuerpo de Cristo, y ser separada de él muy poco tiempo después. Pero no podía ser bautizada, seguir viviendo en pecado, y seguir perteneciendo a la hermandad. Si desobedecía a Cristo y regresaba a vivir en pecado, Cristo y los miembros de su Cuerpo tenían que separarse de esa persona.

Los anabaptistas hablaban de dos razones para esta separación (Absonderung). La primera y mayor razón era para despertar al desobediente a la realidad de su condición y traerlo de vuelta al arrepentimiento. La segunda razón era para proteger la salud y el testimonio del Cuerpo mismo.

Menno Simons explicó quién debía ser echado fuera y por qué: Cristo dice: “Si tu hermano peca contra ti, pero si después de hablarle, no te oye a ti, ni a los dos o tres testigos, ni a la comunidad, entonces tenle por gentil y publicano.” Y Pablo dice que si un hermano vuelve a ser un fornicario, avaro, idólatra, chismoso, borracho, o extorsionador, entonces no debemos ni comer con él. A esta clase pertenecen todos los que abiertamente andan en las obras de la carne que Pablo menciona en varias de sus epístolas. La gente floja y entrometida debe ser echada fuera. También los divisionistas, y todos los que argumentan en contra de las enseñanzas de Cristo y de sus apóstoles.

Todos los que viven vidas carnales, o persisten en seguir enseñanzas falsas, como último recurso, deben ser echados fuera de la comunidad del Señor en el nombre de Cristo. Por el poder del Espíritu Santo, y por el poder de atar y desatar de la Palabra de Dios, deben ser echados fuera, señalados, y evitados, hasta que se arrepientan.21

Una ciudad sin muros

Menno Simons escribió: Cuando los israelitas trataban con los malhechores entre ellos, eran piadosos y justos. Pero cuando rechazaron la disciplina interna, cayeron en toda clase de idolatría y perversión… Así también ocurrió en la primera comunidad cristiana, mientras que bautizaban y daban la comida nocturna sólo a los arrepentidos, poniendo fuera a los pecadores, de acuerdo con las Santas Escrituras, eran la comunidad del Señor. Pero tan pronto como empezaron a buscar una vida despreocupada, una vida sin llevar la cruz, dejaron a un lado la vara de la disciplina y empezaron a predicar paz, paz. De esta manera establecieron la

Babel anticristiana, que ha existido ya por muchos siglos… Una comunidad sin disciplina ni separación de los pecadores, es como una viña sin trincheras, o como una ciudad sin puertas ni muros. Los enemigos pueden venir libremente para plantar la mala hierba allí.22

Un acto de amor

Los anabaptistas creían en ser firmes, pero no crueles. Aunque Menno Simons, en años posteriores aceptó enseñanzas no sanas en cuanto a la excomunión, hizo lo que pudo, al principio, para evitar que los miembros excomulgados fueran tratados severamente. Escribió: Nadie es separado de la comunión de los hermanos, excepto el que se ha separado a sí mismo por falsa doctrina, o por una conducta impropia. No queremos expulsar a nadie. No queremos amputar, sino sanar. No queremos desechar, sino ganar de vuelta; no queremos causar dolor, sino consolar; no queremos condenar, sino salvar. Aquel que se vuelve de su mal camino y vuelve al evangelio en el que fue bautizado, no puede, y no debe ser desechado.23

En otro tratado escribió: No debemos negar los servicios necesarios, ni el amor y la misericordia, a aquellos que se han separado de la comunión. La separación es una obra divina de amor, no de una crueldad pagana e inmisericorde. Los verdaderos cristianos ayudan, aman, y se compadecen de todos, incluso de sus peores enemigos. Tienen una naturaleza semejante a la del Dios del cual han nacido. Dios hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Si somos de una naturaleza diferente, mostra- mos que no somos sus hijos… no separamos a la gente de la comunidad para destruirlos, sino para ayudarlos.24

Santa pero humana

Aunque creían en una comunidad visible con límites visibles, y aunque creían en conservar la comunidad del Señor santa y separada del pecado, los anabaptistas no se jactaban, como algunos los han acusado de hacerlo, de ser una hermandad perfecta. Sabían que eran una hermandad humana. Dirk Philips escribió: Varias parábolas en los evangelios describen a la comunidad del Señor. Una parábola es la de la red echada en el mar, que recoge toda clase de peces (Mateo 13:47). La otra es la parábola de un rey que hizo una boda para su hijo e invitó tanto a los buenos como a los malos (Mateo 22:2). Cristo habla en esas parábolas, del reino de los cielos, esto es, de su comunidad.

Después de oír estas parábolas, debemos admitir sin argumentar, que no solamente los temerosos de Dios, sino también los malos, ingresan a la comunidad del Señor. Pero los malos no deben quedarse allí. Debemos separarnos de ellos tanto como podamos, aquí en esta tierra. Luego, en el futuro, la obra de separación se completará cuando Cristo separe a las ovejas de los cabritos en día final.25

Menno Simons escribió: Enseñamos que la comida nocturna debe ser observada como el Señor Jesús la observó, es decir, con una hermandad que por fuera se ve sin mancha, ni arruga, ni reprensión posible para hacerle, sin transgresión que se pueda ver. Pues la comunidad puede juzgar solamente lo que es visible. Lo internamente malo que no se manifiesta hacia el exterior, sólo Dios lo juzgará. Sólo Dios, y no la comunidad, puede discernir las mentes y los corazones de los hombres.26

El costo de la visibilidad

Los sacramentos visibles del bautismo y de la comida nocturna trajeron un sufrimiento indescriptible sobre el movimiento anabaptista.

Dirk Philips escribió: No somos debilitados ni confundidos por los que nos preguntan qué beneficio tiene el bautismo. Nos preguntan por qué sufrimos persecución por ser bautizados, cuando nosotros mismos decimos que la salvación no depende de esos ritos externos. Dicen que la fe y el amor pueden invalidar todas las instituciones externas, como el bautismo y la comida nocturna. Señalan a Moisés, quien no practicó la circuncisión en el desierto, cuando no era conveniente, y dicen que ahora los cristianos pueden evitar bautizar a los creyentes o hacer como les plazca al respecto. Pero no prestamos atención. Tienen la naturaleza de las arañas, convirtiendo el bien en mal, y la miel en veneno.27 Hans Hut de Thuringen descubrió el alto costo de seguir a Cristo de una manera visible. Después de bautizar a un gran número de convertidos en la Comunidad del Señor, lo arrestaron y lo torturaron. Una noche, mientras yacía inconsciente en el piso de su celda después de una sesión de tortura especialmente severa, su pie tiró y tocó la vela que estaba allí. La paja de la celda tomó fuego y lo quemó. Ocho días después murió. Ahogaron a su hija en Bamberg, Franconia, y su hijo Felipe huyó a Moravia.

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